MultiDiálogos
EL
TACTO
(páginas 12 - 16)
Pepita
Turina
PTurina.—EL
TACTO es el sentido máximo. Es tan primordial y conocedor
que se puede vivir ciego y sordo, sin olores ni sabores.
Vivir sin tacto es no vivir. El ojo realiza con-tacto
con la visión, el oído con-tacto con el sonido, el
gusto con-tacto con el sabor, el olfato con-tacto
con el olor.
FedericoFröebel—Sería
más exacto decir que los cinco sentidos se reducen
a uno solo: el tacto. Los demás son modificación del
tacto.
PTurina.—El
tacto es cercanía. No se puede tocar a distancia.
Es posible escuchar un sonido distante. Vemos una
montaña lejana. Antes de llegar al lugar de donde
emana un olor, nos invade. El contacto, que lleva
encerrado en sí el tacto, es la conexión. El tacto
es roce, proximidad, comunicación; es estar tan cerca
de alguien o de algo, que casi se le puede tocar.
Lo más cerca es tocar. Las flores envían el polen
de sus estambres para que toque los pistilos. La reproducción
es un contacto.
OswaldSpengler.—El
calor, la claridad, el sonido, el color, todas las
formas posibles de percepción, significan distancia,
lejanía, extensión.
PTurina.—Menos
el tacto. La yema de los dedos, los labios, la lengua,
son los principales conocedores físicos. Tocamos las
telas y las conocemos mejor “tactándolas”. Damos la
mano, besamos, acariciamos, abrazamos, y una mano
en nuestro hombro, ¡cuánta seguridad nos puede dar!
El tacto no requiere cultura. Incultamente se toca
y se acierta. Aunque se ignoren las palabras blando,
duro, suave, terso, áspero, bruñido, el tacto conoce
las diferencias táctiles, Lo que quema y lo que hiela.
Estar “tocado” por una enfermedad es empezar a padecerla.
El dolor es como un dedo que nos oprime y con las
manos buscarnos alivio de él. Nos llevarnos las manos
a la frente cuando nos duele la cabeza. Nos tocamos
el pie o la rodilla. Los curanderos antiguos usaban
mucho la imposición de manos para aliviar enfermos.
AndréSpire.—¿Y
este dedo posado entre mis hombros? ¿Y estos dedos
tenaces que las sienes me oprimen? ¿Y estos dedos
crueles que me aprietan la nuca?
PTurina.—El
tacto es el sentido disperso. Tocar es saber y conocer
por experiencia. Nos toca en un momento dado, sufrir
o reír. La suerte toca: “le tocó la lotería”, “le
tocó la casualidad de encontrar un buen empleo”. La
incertidumbre toca “tocado por la incertidumbre”.
El destino toca: “tocado por el destino”. Tocamos
las consecuencias de un mal comportamiento. El tacto,
en lo interior, en lo abstracto en lo ultrasensible
es capaz de tocarnos el corazón, de tocarnos el sentimiento.
Y tener tacto se llama en lo social a la finura, la
cortesía, el comedimiento. Reconocemos un tacto diplomático.
OswaldSpengler.—Lo
que nosotros, hoy, habiendo llegado a un alto grado
de evolución llamamos en general tocar (tocar con
la vista, con el oído, con el entendimiento) es la
denominación más sencilla que aplicamos a la movilidad
de los seres y, por tanto, a la necesidad de determinar
incesantemente la relación con el ambiente.
PTurina.—La
cólera y el amor son táctiles. Echar chispas por los
ojos es un decir, no una verdad. La ira, la cólera,
el enojo, no necesitan de esas metáforas para expresarse.
Más directamente se desgarra, se araña, se hiere.
Para atacar se utilizan objetos: se rompen platos,
se pega con el puño. Hasta se va contra uno mismo
al golpearse la frente contra las paredes. Los azotes
pertenecen al contacto doloroso, o castigador.
ArthurRimbaud.—Un
golpe de tu dedo en el tambor descarga todo sonido
y es comienzo de armonía nueva.
PTurina.—Los
instrumentos se tocan aunque no sean de percusión.
En la flauta, instrumento de viento, se utilizan los
dedos y los labios. Las cuerdas de la guitarra vibran.
Tocar un instrumento es arrancarle sus sonidos. La
evidencia más patente, más clara, parece que pudiera
tocarse, palparse al alcance exploratorio de las manos.
HelenKeller.—El
perro se revolcaba en la hierba. Yo quería captar
con los dedos su figura. El obeso cuerpo de Lo se
revolvía, se ponía tieso y se solidificaba al incorporarse:
El animal se apretó contra mí, como si quisiera apiñarse
en mi mano, que acarició con la cola, con la pata,
con la lengua. Si mi perro pudiera hablar, estoy segura
que diría, como yo, que el paraíso se alcanza con
el tacto.
PTurina.—En
medicina se usa el palpamiento sobre las partes exteriores
del cuerpo. donde los puntos más sensibles y la forma
de los órganos internos dan la clave de las alteraciones.
Lo que se toca se aprecia más exactamente. El tacto
puede ser tenue y duro. Las yemas de los dedos que
apenas rozan y el puñete que destroza.
Aristóteles.—Llamo
continencia, a la virtud que consiste en vencer las
incitaciones del placer de tocar. Mas se peca con
el tacto, que con cualquier otro sentido.
PTurina.—El
tenedor, el cuchillo y la cuchara han separado la
fruición natural de lo que nuestro tacto compartía
en la alimentividad. La higiene, las exigencias del
comportamiento culto han quitado a los alimentos la
participación del tacto. Nuestros dedos civilizados
usan el metal distanciador de los cubiertos. Dicen
los exigentes que el té no debe revolverse con cuchara
metálica; se altera su sabor. Bien sabemos que la
achicoria o la acelga se ponen amargas cuando crudas
se las corta con cuchillo y sólo las manos deben utilizarse
para desmenuzarlas. Dicen que el plátano no debe tocarse
con metal. ¡Seguramente ninguna fruta! Todas deben
tomarse con la mano y morderse. Imaginemos el placer
de los nativos que bañan su garganta en la leche de
los cocos recién partidos, chorreándose de ellos.
Ese “chuparse los dedos” que todavía inadecuadamente
decimos, es un resabio de nuestro atávico saborear
en que las manos, junto con la boca, participaban
en el acto de comer. El tacto es el sentido primario:
el primer sentido, por eso es el sentido del niño.
La sutileza de los goces táctiles, la noción del tocar,
la tiene el niño pequeño. Se nace con el requerimiento
de tocar. “No toques”, ¿No te enseñaron a no tocar?”
Como si a un niño se le pudiera enseñar a no ser niño.
A no tocar es imposible enseñar, porque es privar
del conocimiento.
|