MultiDiálogos

¿EXISTE LITERATURA INFANTIL?
(páginas 149 - 166)

 

Pepita Turina

PTurina.—¿EXISTE LITERATURA INFANTIL? A épocas preliterarias se remontan los relatos. Por sus antecedentes históricas, las narraciones orales en las largas noches de un pasado sin imprenta, sin libros, sin luz eléctrica, sin cine, sin radio, sin televisión que se hacían en las tertulias familiares, al aire libre en las noches lunadas, en las noches calurosas, y a la orilla del fuego y de las lámparas manuales en el invierno, no eran especialmente para los niños. Sujetos a sus mayores, pasaban mucho tiempo al lado de sus familiares, de sus padres, de sus cuidadores hogareños. Antes, al niño no se le miraba “especialmente”, para dividir lo que se narraba en relatos para adultos y relatos para niños. La narración nació con el lenguaje del hombre, el lenguaje en frases. Los cuentos tradicionales llegaron a los niños por la necesidad de entretenimiento de los adultos, y otras razones del hombre y no del niño.

JorgeLuisBorges.—No creo en la Literatura Infantil.

PTurina.—Hay muchas razones lógicas, históricas, para no creer en ella. Las fábulas de animales, que consideramos tan apropiadas para los niños, como hechas a su medida, no fueron para ellos. Esopo, el griego, lejanamente antes de Cristo, La Fontaine, el francés del siglo XVII, y Samaniego, el español del siglo XVIII, expresaron como artistas, por medio de los animales, los modelos representativos de sus intenciones creadoras.

LucienHerr.—La Fontaine escribió sus fábulas no sólo para alegrar a los demás sino a sí mismo, mientras las escribía. Eran sus alegres comentarios franceses a sus lecturas de Esopo.

PTurina.—El contenido social de las fábulas es innegable.

GuillermoThiele.—La fábula de animales prosperó donde urgía manifestar cierta protesta política, cierta crítica social. Por ello, el género de las fábulas tuvo mayor arraigo en Oriente, bajo regímenes absolutistas, y no es imposible que haya hasta cierta influencia oriental en la fábula griega. Cuando uno, sin que lo cuelguen, no puede decir: nuestro rey es un zorro, siempre puede decir: Una vez, en alguna parte el zorro llegó a ser rey... Cuando los hombres callan, hablarán los animales; he ahí la fórmula de la así llamada fábula. La fábula es una tendencia rebelde, es una protesta en lenguaje disimulado que simboliza, enmascara a personajes humanos.

PTurina.—Cuando los hombres silencian su crítica o su protesta, cuando quieren decir algo que no los delate abiertamente, hablan por ellos los animales. ¿Y la moraleja de las fábulas? Es recurso educativo que el adulto introdujo en el baño de las fábulas donde sumergió a los niños y en el cual siguen sumergiéndose muy a gusto, pero sin la detestable moraleja que el niño no ha necesitado jamás.

GuillermoThiele.—A cada fábula un pedante, o varios pedantes de esos que ni de noche duermen, sino con el dedo índice en alto predicando moral, han agregado una moraleja que saca de la fábula más sabrosa una enseñanza seca que, por abstracta, no dice nada de nada.

PTurina.—La adivinanza, en el folklore, también tiene un sentido social. Vincula. Formó parte en otra época de las tertulies familiares. En Chile, al lado de los braseros de las materas, en las juntas de campesinos, en los velorios del pueblo para alegrar las horas de duelo. La adivinanza es más que un simple pasatiempo infantil, es más que una amable entretención; es uno de los capítulos de la ciencia que estudia la cultura de las clases populares. Rigió costumbres, normas en las sociedades pasadas, Por las adivinanzas se conoció el índice cultural de los pueblos.

PaulSebillot.—La reina de Saba propuso adivinanzas enigmáticas en su época. Los estonianos condenados a muerte no eran sacrificados si daban solución a las adivinanzas que se les proponían.

PTurina—Deben de haber sido ajusticiados todos, porque las, adivinanzas están hechas para no ser adivinadas nunca, ni aun las más fáciles. El niño ni siquiera adivina que se trata de EL HUEVO aquella de: Blanco es, la gallina lo  pone, en manteca se fríe y con pan se come. Ahora aquellas otras de algo tan conocido como El Trompo y la Huaraca que se enrolla para hacerlo bailar, son dificultosas: Para bailar me pongo la capa, porque con capa no puedo bailar, para bailar me quito la capa, porque con capa no puedo bailar. La adivinanza es tan sutil; tan inteligente, que su exactitud, metafórica no la dilucida ni la sagacidad del adulto.

Jesualdo.—¿Les interesa, les gusta a los niños la poesía? ¿Sirve ella efectivamente en algún aspecto de la cultura?’ En general se puede contestar afirmativamente, sin ser desmentido, que sí, que ella le interesa, siempre que reúna las condiciones exigidas por él.

PTurina.—El ritmo musical del verso suele despertar la simpatía del niño, y con un poco de empeño puede aprender versos de memoria. Está en la edad del aprendizaje y del desarrollo de la memoria. Y esto se ha hecho una razón pedagógica para que en los programas escolares se incluya un material de poesía, puesta al servicio de acrecentar o despertar en el niño el gusto por la buena literatura. ¿Buena? No toda es buena ni adecuada. Y, aparte de los programas de la escuela, no faltan miembros de la familia del niño, que en el hogar, creyendo educarlo, caen en elecciones poco felices y “amaestran” al pequeño para que diga cosas que apremian que diga con motivo de un cumpleaños, del día de la madre, o cualquier fecha que a ellos les conmueve no al niño.

Jesualdo.—Se necesita en el maestro cierta, dosis de sensibilidad y tacto poético para conducirlo más allá de esa mala factura literaria que se suele servir a los niños, a fin de que éstos sean capaces de desentrañar los verdaderos elementos emocionales que ella posee.

PTurina.—A la educación le ha fascinado siempre inculcar ciertas virtudes que se consideran imprescindibles, entre ellas la moral que es un sentimiento exclusivamente adulto. Si un pequeño tiene que aprender una poesía así, obligado por padres y profesores, aborrece la mortificación que le significa el aprendizaje forzado de una poesía alejada de sus intereses de niño. Las selecciones poéticas que priman en las lecturas obligadas de los escolares de muchos países del inundo —para que los escolares aprendan de memoria o reciten horrorosamente mal en las fiestas escolares— generalmente carecen de calidad poética. A la patria, a la madre, a la familia se las ama —o se las llega a amar— por otras razones que las de aprender versos en la niñez. Cuando se es niño, la patria es sólo un concepto abstracto. Ciudadano adulto, si la patria es cobijadora la amará, indudablemente.

HumbertoDíazCasanueva.—No debe enseñarse poesía a los niños porque el programa escolar lo manda, sino porque el interés del niño lo determina. Debe tomarse en cuenta el goce placentero que debe inundar el alma del niño.

PTurina.—La poesía es una poesía para niños cuando no es deliberada. Poetas que no escriben para niños tienen versos que llegan a ellos.

MaríaGálvez.—He hecho memorizar a mis alumnos de enseñanza básica, algunas ODAS ELEMENTALES del poeta Pablo Neruda y las han aprendido con gusto, porque tratan de asuntos que el niño conoce y relaciona.

PTurina.—Se han publicado en el mundo pocas Antologías de poetas, universales en relación con tantas otras mal seleccionadas. En 1928 ¡cuántos años ya! Humberto Días Casanueva publicó en Chile una Antología hasta hoy no superada, de poetas universales, conteniendo romances del folklore, trabalenguas, versos sin ton ni son. y todo aquello que es esencialmente poesía impregnada de ritmo y de belleza, ajena a la sentencia impositiva “poesía infantil”. En una de las páginas de esa Antología se encuentra el poema de Walt Whitman, “A una locomotora” y el niño de hoy se siente tan fascinado por las locomotoras como en su tiempo fascinaron al poeta norteamericano. Oreste Plath seleccionó en su Antología LUCIERNAGA, versos de poetas chilenos para niños, y no de aquellos que escriben bajo la creencia de que las palabras vulgares, intrascendentes, mediocres, educativas, en diminutivo, son para la edad pueril, y no las del poeta-poeta que conmueve por la única razón de serlo, Rubén Darío no escribió para niños y su poema con intenciones adultas, escrito para Margarita Debayle, le resultó un encantador poema preferido por los niños. “Este era un rey que tenía / un palacio de diamantes, / una tienda hecha del día, / y un rebaño de elefantes, / un quiosco de malaquita, / un gran manto de tisú, / y una gentil princesita. / tan bonita, / Margarita,/ tan bonita como tú”.

JesúsMaríaVásquez.—Nuestro siglo podría ser llamado la Edad de los Niños. El niño no es un pequeño hombre. El niño tiene sus derechos que las Naciones Unidas han proclamado. El niño es socialmente el ser más importante. La literatura y las publicaciones del niño y para el niño no son ya un género menor.

PTurina.—Escribir para: los, niños no es fácil ni difícil: simplemente es. Los poetas pueden tener múltiples razones para escribir poesías para los niños (necesidad creadora, pasatiempo, interés por la infancia), o aquella intimidad que mantiene vívidos los recuerdos de los primeros años de la vida, rememorándolos como un tiempo de máxima bienaventuranza. Y bien sabemos que en aquella “edad feliz” también hay lágrimas. ¿Acaso los niños no lloran? El niño no añora su infancia: la vive. Ese niño que fuimos no siempre perdura en nosotros y tampoco, es posible escribir para los niños, cuando el recuerdo está alterado por vivencias posteriores, que quiebran y desvirtúan el proceso de la memoria, resbalando hacia equivocaciones. Los poetas que se complacen en los juegos de la sonoridad —la glosalalia, la jitanjáfora, la similicadencia—, los que versifican el juego sonoro en sí mismo y sus derivaciones mágicas, son los que están más cerca de la comprensión y el entretenimiento de los niños. Un niño se alegra enormemente de que le regalen una caja de fósforos, y si revisamos su cama, tantas veces encontraremos que, a ella ha llevado sus “tesoros”: una hebra de lana, un naipe viejo, un caracol muerto, una piedrecilla, un pedazo de tiza, cualquier insignificancia. Ante la colección pueril de un ser que no ha llevado a su cama preocupaciones económicas, angustias sexuales, envidias, rencores, inquietudes políticas y sociales, se puede vislumbrar lo que es un alma de niño. No, no es aquella a la que se trastorna con una poesía teñida de nostalgias, de tormentos, de deseos y pasiones adultas, de sedimentos y... de pedagogía.

PamelaTravers.—Tengo la sensación de que nadie escribe para niños. Es una convicción real de que yo no escribo para niños. Me siento inclinada a pensar que existe tal campo, pero dudo de que sea un campo válido. La literatura infantil ha sido creada no sólo por escritores, sino por publicistas y libreros, como una forma comercial. Si alguna vez me hubieran dicho mientras escribía Mary Poppins de que lo que estaba haciendo era para niños, me hubiera aterrorizado.

PTurina.—Bajo la luz horadante de las investigaciones modernas, los cuentos tradicionales han caído bajo el anatema de que no fueron escritos para los niños, ni son adecuados para ellos. Cuentos del pasado, que hasta hoy subsisten, abundan en elementos de violencia y terror. BLANCA NIEVES describe las artimañas de una mujer envidiosa para asesinar a su hijastra, PULGARCITO narra las vicisitudes de un sietemesino microscópico devorado varias veces por distintos animales. HANSEL Y GRETEL es la historia de una malvada bruja que ha construido una casa de golosinas para atraer a la pareja de niños y engordados como pavos para comérselos. Se ha aceptado como “cuento infantil” BARBA AZUL, el bestial homicida que tiene colgados en su habitación los cadáveres de sus seis esposas por él asesinadas. Cuántas generaciones se han deleitado con los cuentos de LAS MIL Y UNA NOCHES, que se transmitían primero oralmente y después se escribieron. Esas narraciones no fueron ideadas para niños y están basadas en la terrorífica leyenda del sultán Shariar. Una sola muestra: en ALI BABA y los 40 LADRONES, matan a Cassin, hermano mayor del protagonista, descuartizan su cadáver y lo exhiben a la entrada de una cueva.

PamelaTravers.—Escribí por placer personal. Hay un auto satisfacción en escribir; satisfacerse a sí mismo.

PTurina.—¿Hasta qué punto un hombre que escribe autobiográficamente escribe para los niños? En cada cuento de ese celebérrimo dinamarqués llamado Hans Christian Andersen, se encuentran episodios de su vida. Abundan sus recuerdos y sensaciones. Sus personajes revelan los perfiles de lo personal Y los paisajes y los ambientes reflejan detalles y episodios de “su” acontecer.

JoséGuillermoHuertas.—El lector andersoniano descubre en los escritos de Andersen, resonancia de sus días, ecos biográficos. Desde aquella impresión que le causó un ferrocarril cuando lo vio por primera vez, hasta su egolatría reflejada en esa flor de cuento que se llama EL PATITO FEO, donde el pequeño pato que parecía el más feo, esmirriado, a todas luces diferente, era nada menos que un cisne, que al crecer desplegó su belleza inusitada ante el asombro de todos, belleza imposible de comparar con la hechura de los demás.

PTurina.—Los literatos alemanes conocidos como LOS HERMANOS GRIMM eran arqueólogos, filólogos, investigadores. Cifraron su empeño en la investigación erudita, en el folklore y así reunieron ochenta y seis cuentos. Y no les interesaba el mérito que ellos pudieran tener como obra de entretenimiento. Tampoco les interesaba publicarlos. Los tenían guardados como “material de consulta”, hasta que un amigo —Achim von Arnis— insistió en que se publicaran. Y en 1812, en fecha cercana a la Navidad se puso en venta la primera edición de CUENTOS PARA NIÑOS Y EL HOGAR. PERRAULT, extractador de documentos de antiguas literaturas, analizado modernamente, desde puntos de vista freudianos y psicológicos, fue un rebelde y dejó en sus cuentos las torturas interiores que no le abandonaban, sus “complejos” y sus fallas. Marc Soriano, el psicólogo francés, le ha hecho un análisis espeluznante. Con un criterio más desapasionado, que se aleja de las opiniones de Soriano, digo, basada en observaciones directas durante treinta años, que al niño se le queda más ese final feliz de LA CENICIENTA que siempre espera y la torturante madrastra y las insoportables hermanastras pasan a un plano casi inexistente, no son analizadas por los pequeños esas inclinaciones perversas, tan desconocidas para ellos, que nada dicen a su imaginación. CHARLES LUTWIDGE DOGSON, conocido por su seudónimo LEWIS CARROL y como autor de ALICIA EN EL PAIS DE LAS MARAVILLAS, era, antes que escritor de libros para niños, matemático, fotógrafo, dibujante, poeta. Inventó su caótica creación, de sentido bastante profundo que no alcanza a la comprensión de muchos adultos. Sin embargo, entra gloriosamente en “literatura infantil”. Y las cien mil cartas de sus pequeñas admiradoras que recibió en el lapso de 36 años, así lo atestiguan. Esas cartas. ¿Las escribieron de por sí, espontáneamente sus minilectoras, o como las cartas que se escriben al Viejo Pascuero, fueron la ampliación de un mito fomentado por los mayores? En la BBC de Londres se intentó presentar por televisión, como un regalo literario el día de Pascua de Navidad, una adaptación de “Alicia en el país de las maravillas”. Y a última hora se prohibió por “impropia para niños”. Algunos psicólogos han empezado a decir ¡cuidado con las maravillas de Alicia!.

JorgeLuisBorges.—Swift, hombre de amargura esencial se propuso en la crónica de los viajes del capitán Lemuel Gulliver la difamación del género humano. Los viajes a la diminuta república de Liliput y a la desmesurada de Brobdingnag término siendo un libro para niños.

PTurina.—Prosiguiendo en el tiempo, la pasión por la literatura de Selma Lagerlöf nació cuando logró un premio literario por su trabajo sobre una leyenda que más tarde configuró como su obra maestra: “,L a ®®l e y e n d a  d e  G ö s t a B e r l i n g”. Otro libro que ayudó a su fama fue: “El maravilloso viaje de Nils Hölgerson a través de Suecia”. En un homenaje realizado en su honor, al recibir el Premio Nobel en 1909, sentada al lado de Thomas Mann, le dijo algo así: “Ignoro por qué he agradado tanto a los niños del mundo. Me resulta una sorpresa. :Puedo asegurarle que cuando escribí mis libros estaba muy lejos de pensar en ello”.

PamelaTravers.—Si hubiera pensado que Mary Poppins era para niños, al escribirlo tendría que haberme hecho la pregunta inevitable ¿para qué niños? Esta palabra niños es un gran paraguas con que los adultos cubren a todos los que existen. ¿Estaba escribiendo para niños japoneses, contando para un país de habitantes que no tienen escaleras en sus casas, de cómo uno se resbaló en un peldaño? ¿Para niños de Africa que nunca han visto un paraguas ni menos usado uno?

PTurina.—Al otogársele en 1964, el Premio Andersen, al francés René Guillot, autor de 80 libros para niños, dijo el Presidente del Jurado:

JoséAzaola.—Se encontraba Gillot en París, recién terminada la segunda guerra mundial, antes de la cual había publicado dos o tres novelas dedicadas al público adulto. En sus horas libres produjo una novela policíaca. Guillot tenía 46 años, cuando un editor le dijo: “Es demasiado ingrato escribir en Francia novelas policíacas. Si usted se dedica a este género se esforzará mucho y cosechará poco fruto. Pero usted tiene imaginación, puede escribir buenos libros de aventuras. Estoy seguro de que tiene ideas de las que pueden salir excelentes novelas para los chicos.

PTurina.—Y así es como Guillot empezó a escribir para los niños. ¿Sólo en Francia ha sucedido esto? Parecidamente en Chile.

HernánDelSolar.—En 1945 nació la editorial Rapa-Nui, que ayudé a organizar. Muchos escritores prometían libros, pero desgraciadamente no cumplían en el tiempo requerido. Y había que entregar material a las prensas. Comencé a escribir libros para niños.

PTurina.—En la misma entrevista, confiesa que su gran satisfacción es la crítica literaria. Es decir, aquel escritor que elevó en Chile la categoría de la Literatura Infantil a Premio Nacional de Literatura da a entender que escribió para niños por obligación, y que le fue fácil, ya que muchos de sus libros fueron hechos al correr de la máquina de escribir, en una tarde. No es posible asegurar entonces que es difícil escribir para los niños. ¿Sería posible escribir una novela para adultos en una sola tarde? ¿Una buena novela? Es poco probable. Más que poco probable, utópico. Los autores de la llamada “literatura infantil” escribieron —y escriben— primeramente por una necesidad personal, a veces por las exigencias de una profesión, otras sin dilucidar bien para quien o para quienes lo hacen, ignorando la futura trascendencia de su obra. ¿Se imaginaria alguna vez Alejandro Selkirk que el libro ROBINSON CRUSOE, cuyo tema es el relato de su soledad en una isla del archipiélago de Juan Fernández, que realmente vivió cuatro años y medio, transformado por Daniel Defoe en veintiocho años de aventuras, iba a sobrepasar dos siglos y medio de interés por su lectura y que seria tan preferido por los niños? Ese aviador que fue Saint-Exupéry, en su prodigioso sueño de volar y descender en distintos planetas y por lo cual escribió EL PRINCIPITO, lo hizo para deleitar a niños o para deleitarse a sí mismo? Jorge Luis Borges, hablando del escritor norteamericano Nathaniel Hawthorne, nacido en 1804, refiriéndose a que desde los seis años había leído libros que eran para cualquier edad dice: “En aquel tiempo no había (felizmente para los niños) literatura infantil”.

IgnacioValente.—No es fácil decidir cuál es este tipo o género de “literatura infantil” que, aparte de su vaguedad, está erizado de equívocos.

PTurina.—Esa designación nació en el siglo XX y es una falsa moneda troquelada para que corra en este llamado Siglo del Niño. Pero el adjetivo “infantil” ya ha sido procesado, porque significa algo así como inconsistente, ingenuo, mediocre, pequeño. Es decir, más pequeño que el niño mismo. Un niño abrumado de comprensión organizada, dirigida, es el niño de hoy. Antes, no se le miraba “especialmente”. A quien se le iba a ocurrir- que la simple lectura de un libro iba a ser motivo de congresos internacionales, de foros, mesas redondas, de organismos especializados. En saber guiar al niño está el saber entretenerlo. Y en saber entretener lo está la lectura. Pero, ¿qué lectura? ¿Lo sabemos los adultos?

LewisCarrol.—Un libro que se ha escrito solamente para niños, es por definición un mal libro.

PTurina.—En la lentitud de nuestros hábitos pasados, en el aburrimiento y la quietud de nuestra niñez leíamos más, o por lo menos leíamos más demoradamente. Pero ¿esos libros eran adecuados? No podemos volver a la época en que se conservaban solamente imágenes internas de los cuentos leídos o escuchados. Hoy, los adultos que se preocupan de lo que se lee o no, publican estudios bajo los siguientes títulos: “Vida y muerte de los viejos cuentos infantiles”. ¿Se muere la literatura infantil?”

ArturoUslarPietri.—No existe, ni puede existir, ningún libro único que pueda recomendarse como lectura inicial para todos los niños, en todas partes. Según la situación y el medio, tiene que cambiar también la selección, y es muy difícil que en una sola obra se puedan encontrar reunidas todas las nociones básicas, filosóficas y éticas, prácticas. y estéticas que sería deseable poner al alcance del niño. La formación intelectual de un ser humano, hay que buscarla en muchas fuentes. Ese pequeño libro que se me pide señalar no existe, como no existe la Panacea y como no existe la Utopía. Es de la lectura de muchos libros que el hombre logra ir allegando algunas respuestas valederas para su existencia y su empresa.

PTurina.—No basta un número limitado de obras. Innumerables veces, muy dispares libros atraen para su lectura. Si ya sabemos que hay tantos y tantos libros no escritos para niños que los niños hacen suyos, debemos comprender que los libros NO DEBEN SER SOLO, SINO TAMBIEN PARA LOS NIÑOS.

PamelaTravers.—¿Qué leí en mi niñez? Había un libro que se llamaba “Doce escenas de muertes en la cama”. Fue mi favorito.

PTurina.—¡Las misteriosas preferencias de los lectores! Jamás el escritor puede saber para quién o quiénes está escribiendo. Se le preguntó a Françoise Sagan. ¿Cuáles fueron sus lecturas infantiles, las más notables al menos? En el libro R e p o n s e s, aparece lo que dijo.

FrançoiseSagan.—Cualquiera. La historia de un caballo que iba a morir sobre la tumba de su amo me sacudió mucho. Y en esa época, las historias melodramáticas en general.

PTurina.—Se le preguntó. ¿Sus padres supervisaban sus lecturas?

FrançoiseSagan.—¡Oh! No se hacían mala sangre por eso. Cuando tenía tres o cuatro años, tomaba un libro y me pasaba horas en una silla leyéndolo al revés, y cada vez, iba a preguntarle cortésmente a mi madre si era para mí. Ella me decía: “Sí, sí, puedes leerlo”. Leí todo lo que caía en mis manos. Ya no me detuve más”.

PTurina.—En su autopresentación, hecha en el Museo Benjamín Vicuña Mackenna en 1976 del ¿Quién es Quién en las Letras Chilenas?, uno de los escritores dijo:

MiguelArteche.—He leído una vieja edición de “Las Flores del Mal”, y tengo siete años. Y Dante y Virgilio y Homero, y las aventuras de Buffalo Bill y las aventuras de Nick Carter, y las aventuras de Tarzán de los monos.

PTurina.—Y así se dice que hay que escribir u n a   b l a n c a literatura para los niños, habiendo tantas clases de niños. Y siempre se ha considerado buena literatura infantil la i l u s i ó n. Además, se indican edades apropiadas para leer tal o cual cosa.

PamelaTravers.—Siempre me asombro cuando veo libros con una etiqueta que dice: de 5 a 7 años, de 10 a 15, porque quién puede asegurar de que el niño irá a tal libro a tan fija edad.

PTurina.—Pocos se rebelan como la escritora inglesa. Al escritor de literatura para niños se le puede hacer esa espantosa pregunta ¿para niños de qué edad escribe usted? Y el escritor la contesta. Es el único tipo de escritor capaz de responder a una incongruencia semejante. Y por qué; porque así catalogan los libros las editoriales, los libreros, los bibliotecarios, los periodistas, y hasta importantes organismos internacionales como IBBY a quien una vez tuve que responder porque se me requirió información de literatura infantil chilena, para la sección española de la “Internationale Jugendbibliothek, de Munich”. Hay mucha literatura para niños, pero desde la perspectiva del adulto. Si hay un propósito de hacer literatura infantil ¿se hace? Solamente cuando pertenecemos al tiempo de la infancia hablamos y pensamos como niños. Después... difícilmente podemos volver a ella. Al hacerlo nos mentimos a nosotros mismos, a los demás, y sobre todo a los niños.

JohannaHarder.—Hemos comenzado hoy día a liberar, al niño del ghetto del psicoanálisis infantil, que lo obligaba a "pensar espontánea, peculiar infantilmente”. Los niños ya no tienen que pensar —según la edad—-, mágicamente, animísticamente, tautológicamente, sincréticamente, artificialmente, finalísticamente, extravagantemente. El niño no existía antes de ser descubierto. Ya que el niño es sólo es infantil en relación con lo no infantil, lo adulto.

PTurina.—Se usa con demasiada frecuencia el adjetivo m a r a vi Ilo so, al tratarse de niños. Se dice a cada rato que ellos lo son y que también los cuentos deben serlo. Ese pequeño ser es tan maravilloso como lo es una hormiga, un virus, un relámpago. TODO y NADA en el Universo lo es. Tan sorprendentes y admirables son los progenitores que lo engendraron, la tierra en que vive, los sucederes de los días cotidianos, la vida y hasta la muerte.

 

 

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© Karen P. Müller Turina