MultiDiálogos
LA
MUERTE
(páginas 70 - 75)
Pepita
Turina
PTurina.—LA
MUERTE tiene la importancia de la vida. Sólo muere
lo que vive. La vida quiere la vida y no aguarda la
muerte; la guarda. La vida trae consigo el gen
letal.
MatildeSotomayor.—Muerte;
eres lo más seguro de la vida.
PTurina.—El
hombre es el único que sabe que tiene que morir.
FranciscoQuevedo.—Y
a lo que llamáis morir es acabar de morir; y a lo
que llamáis nacer es empezar a morir.
PTurina.—Nadie
quiere morir. Tampoco los que se suicidan. La muerte
es catástrofe, tragedia. En su dimensión terrenal
el hombre la considera una desventura.
GünterBusch.—¿Quién
soy yo? ¿Qué es el hombre? Ha costado a Picasso una
vida entera de hombre y de artista reconocer al fin
y expresarlo en el retrato, que la vida del hombre,
como la vida del artista, es una vida que avanza hacia
la muerte.
PTurina.—La
muerte es indolora, porque es muerte. La enfermedad
y la vida duelen. A ellas debemos temer. Solamente
se vive cuando se puede tener lo que duele y se puede
temer al hecho de morir, al trance de morir, porque
la agonía es lucha, es v-i-d-a. La muerte es dormir
sin sueños, sin pesadillas, sin despertar, sobrellevar
los cambios y las transformaciones de la materia que
no se sufren.
AndréMalraux.—Reflexionar
sobre la vida —sobre la vida, cara a la muerte— significa,
sin duda, dar mayor dimensión a la interrogante. No
me refiero al hecho de morir, que no plantea problemas
al que tiene la suerte trivial de ser valiente, sino
a la muerte que aflora en todo lo que es más fuerte
que el hombre, en el envejecimiento, e incluso en
la metamorfosis de la tierra (la tierra sugiere la
muerte tanto por su adormecimiento milenario como
por su metamorfosis, aunque esta última sea obra del
hombre) y sobre todo en el irremediable “no sabrás
nunca lo que quiere decir todo eso”.
PTurina.—Cuando
la muerte es, nosotros ya no somos. Quiero acordarme
de quién es esa frase para considerar que es mía.
No me acuerdo. Son conceptos robados a un filósofo
griego. ¿Sócrates tal vez?
Sócrates.—Temer
a la muerte no es otra cosa que juzgarse sabio y conocedor
de lo que se ignora. En efecto: nadie conoce la muerte
ni sabe si es para el hombre el mayor de todos los
bienes; y sin embargo, todos la temen como si supieran,
ciertamente que es el mayor de todos los males.
PTurina.—Tenemos
miedo de morir y miedo de vivir.
MaxFrisch.—Estar
en el mundo equivale a estar en la luz. Nuestro oficio
consiste sobre todo en resistir a la luz, en resistir
al tiempo, que es lo mismo que concentrar la eternidad
en el momento. Ser eterno es haber sido.
PTurina.—El
temor a la muerte es miedo a las tinieblas de las
que nunca se vuelve. La muerte es un descenso a la
obscuridad.
Novalis.—
Dicen que un muerto es un ser elevado al misterio
absoluto.
PTurina.—Ya
quisiéramos proferir una orden, poderosa de alejamiento
para que no llegue ese misterio, para evitarnos el
miedo a lo desconocido, la angustia de sufrir para
morir, dejando a los seres queridos, a los quehaceres
que sentimos importantes. La muerte es desaparición,
aunque la incorporeidad nos integre al Universo.
ErnstCassirer.—El
temor a la muerte representa sin duda, uno de los
instintos humanos más generales y más profundamente
arraigados.
PTurina.—Ni
aun creyendo que en otra existencia recobraremos a
los seres queridos, no deja de estremecernos pensar
en la muerte. Y si es para integrarnos al infinito
en una partícula de él, en polvo de estrellas, como
no lo sabemos, como no tenemos conciencia de ello,
nos entenebrece el fin de “esta” vida, aunque después
haya mil “otras”.
CarlosVicuñaFuentes.—No
hay resurrección ni para los vivos ni para los muertos.
Ni las flores, ni las mariposas, ni los hombres, ni
los soles, ni las estrellas, ni las galaxias, una
vez desintegradas, vuelven a su ser primero.
PTurina.—Se
vuelve a ser otra cosa. Es decir, no se vuelve a ser.
CarlosVicuñaFuentes.—El
devenir, la sucesión indefinida de los seres, es irreversible.
El hombre singular, y su madre, la Humanidad, que
a cada momento lo crea, lo cría y lo recrea, lo transforma
y lo destruye, son de esas universidades energéticas
en eterna lucha contra la desintegración, que lo borra,
lo ha borrado y lo borrará de la superficie de este
amado planeta, que tampoco es inmortal.
PTurina.—La
muerte es una experiencia que no podemos conocer.
Séneca.—La
muerte no es un castigo: es una ley.
PTurina.—Nacer,
morir, ¿es sólo una transformación? Determinados a
morir, en cualquier instante, vivimos como para la
eternidad, como si estuviéramos comprometidos con
ella; vivimos como si no hemos de morir jamás. La
muerte más esperada es inesperada. Sabiendo que somos
mortales, una extraña conciencia nos induce a progresar,
a modificar, a aprender.
RainerMaríaRilke.—Ciertamente
es extrañó no habitar más la tierra, / ni ejercer
más los usos aprendidos, / ni darles más a
las rosas y a otras singularmente prometedoras / cosas
el significado de un futuro humano; / no ser más aquello,
que uno era en manos infinitamente / angustiadas,
e incluso dejar a un lado / el propio nombre como
un juguete roto. / Extraño no seguir deseando los
deseos. Extraño / ver todo lo que se relacionaba flotar
tan sueltamente / en el espacio.
PTurina.—La
inmortalidad del alma, problema de muchas dudas
¿Queremos la inmortalidad del alma o del cuerpo?
RufinoBlancoFombona.—La
preocupación filosófica por el destino humano ultraterrestre
es indestructible. Se fundamentan sobre una cosa eterna:
la curiosidad y la inquietud. ¿Qué será de nosotros?
¿Cuál será el fin de nuestra conciencia? ¿O bien nuestra
conciencia permanecerá indestructible? Esto es lo
que otros llaman la inmortalidad del alma. ¿Será nuestra
alma inmortal? El hombre lo quisiera... Quisiera ser
inmortal hasta en su yo físico... La idea de la destrucción
y de su evanescencia y efimeridad lo desespera. Ve
convertirse en polvo a sus semejantes y ha creado
el mito de la resurrección de la carne. Ve destruirse
poco a poco la conciencia en sí y en los demás hombres
con las enfermedades, con la desgastadora e implacable
vejez y ha creado el mito de la inmortalidad- del
alma.
PTurina.—Las
estatuas yacentes demuestran el fin, la última postura,
la humildad, el adiós definitivo que dice: “Contra
la muerte nada pude”. Las estatuas yacentes son nobles.
El hombre duerme. Al estar tendido su vanidad se esfuma.
Las estatuas yacentes son los monumentos de los vencidos
por la muerte
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