Ensayos
Pepita
Turina
SOMBRAS
Y ENTRESOMBRAS DE LA POESÍA CHILENA
Editorial. Barlovento, Santiago
de Chile 1952, pp. 74.
La
intuición de CHELA REYES
A
esta época se la está llamando "época psiquiátrica",
no por los poetas que en ella se han revelado, sino
por el auge del psicoanálisis y por lo que se está
descubriendo en la perforación psíquica que desentraña
hombres, mujeres y niños.
Todos
los taladros de la ciencia no han podido resolver
la mente humana. Pero en los corrillos literarios,
en las calles y en los comentarios de salón se dilucida
fácilmente el cerebro de los poetas y se les comenta
de cualquier manera superficial.
La
magnitud de los grandes valores de la humanidad, ¿quiénes
la han dado? Ni los amigos ni los enemigos. Un mundo
emergido de la nada, de quién sabe dónde; un conjunto
de consensos que han formado lo innegable contra las
negaciones.
Esto
no sucede sólo con los poetas. Sucede con todas las
artes, con todas las profesiones.
Un
millón de seres estaba contra Beethoven en su propia
Alemania, sin contar con los que le desconocen. Y
Beethoven es enorme sin gustar a la mayoría. Aquí
no cabe un gesto de duda, Analicemos un poco a los
que lo conocen y lo gustan de verdad, antes y después
de las críticas musicales, y hagamos una encuesta
de cuántos auditores de radio buscan a Beethoven.
En
estas transformaciones del tiempo moderno, en su gravitación,
en sus grados de desarrollo, ha sido tocada la mujer.
Las
mujeres no hicieron antes de ahora tanta poesía.
Parecía
que la mujer estaba hecha solamente para el hombre,
y para que él hiciera versos para ella.
La
experiencia y el desarrollo de algo es un desenvolvimiento
de confirmación para lo que estamos hechos. Y la mujer
ha llegado a trazar su ritmo en el papel.
CHELA
REYES, en el Prefacio de su último libro de versos
"Ola Nocturna" (1945) expresa:
"Es
en la sombra donde todo nace, y es ahí donde la demencia
de mi voz camina hacia el vértigo siguiendo su forma
y ritmo”.
Desde
su primer libro, en 1937 "Goce del alma"
entrega como máximos motivos: el mar, la muerte y
el amor.
En
Chela Reyes el amor no es canción de cuna, como en
la Mistral, no es sensualidad crepitante, como en
las americanas Delmira Agustini y Juana de Ibarbourou,
Chela Reyes agudiza su signo amoroso en la mujer que
se ha dado. Casi fustiga la virginidad y encuentra
puro lo madurecido en la mujer que conoce el don de
la vida.
En
“Otoño” hace decir al hombre a la mujer que ama:
"No
quiero el licor nacido de las primeras frutas. ni
su miel sin sazón,
Y
no te olvides que soy el catador de los vinos maduros".
Y
así en muchas páginas.
Siguiéndola
entre las cadenas atadas y desatadas del amor, lleguemos
a uno de los poemas de su libro "Ola Nocturna".
Se
titula "Abismo", y dice así:
"ME
LLAMAN tus ojeras tenebrosas
y
tus débiles brazos enredados,
y
el cielo me penetra en sus agujas
y
el aluminio en su fulgor prestado,
mientras
crece en la ruta de los vientos
la
lívida semilla de los astros.
Y
en el légamo se abre, como un lirio
en
venenosas algas, injertado
tu
rostro, en un azul desvanecido
y
tus ojos dispersos y mojados.
¡Y
cómo rueda tu cabeza blanca
sobre
el cieno en que yaces derribado!
Y
hay un bosque de pálidas adelfas
y
una medusa en su fulgor rosado
custodiando
la sed de tu sonrisa
y
la tiniebla de tus ojos vagos.
¡mientras
aúllan en la noche torva
los
silbos del olvido, desatados!
En
la sentina de mi barco, crecen
unas
manos obscuras, unos tallos
trepadoras
de un verde macilento
como
tu cuerpo y tus impuros brazos,
¡y
hay una flor que nace de sus venas
parecida
a tu rostro deshojado!
Esta
noche tal vez te necesite.
Vendré
sola a la paz de tus ojeras.
Tú
alzarás la cabeza coronada
y
la mano seráfica y deshecha.
¡Y
apoyaré mi corazón desnudo
para
bajar a tu final tiniebla!"
Estos
son gérmenes obscuros del amor en endecasílabos tenuemente
rimados,
En
Chela Reyes, como es mujer, predomina la intuición;
luminosidad misteriosa que conquista lo desconocido
en una especie de no saber.
Su
lenguaje le nació como arte, como gesto o como máscara
de impresiones mentales, como debe haber nacido la
primera palabra en la evolución del ser humano: por
sorpresa.
Los
factores subjetivos la han impulsado, la han movido
a hacer poesía.
Sus
imágenes le han nacido como existentes por sí mismas,
como desprendidas de ella misma, innatas, intuitivas,
Son
los indagadores y los grandes intuitivos los que más
saben. Toda inteligencia intuitiva es más realmente
psicológica, porque el que ve la realidad de un dolor
cuando alguien grita y de una alegría cuando ríe y
de una vergüenza cuando se ruboriza, ve la mitad de
los que adivinan por inteligencia, por imaginación,
por intuición.
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